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Académicos llaman desde el Ecuador a “hacer más” al respecto

  • Lisandra Marene Suárez González
  • 23 mar 2016
  • 3 Min. de lectura

En virtud de las implicaciones económicas, políticas, sociales y humanas del tráfico de migrantes, investigadores subrayan la necesidad de potenciar el estudio de este fenómeno en todo el orbe. Recalcan que su mayor conocimiento desde una posición crítica, y las acciones de los Estados, traerán consigo soluciones.


“No desviemos la atención hacia esa noción de ‘crisis migratoria’. Pongamos el ojo en el centro del problema: la producción de migrantes irregularizados y de redes de tráfico es funcional al proceso de acumulación capitalista y a la perpetuación del régimen del Estado seguritista global (…). Requerimos un análisis multidimensional (…). Investigaciones creativas y críticas, y sobre todo voluntad política (…), es algo que ahora más nos hace falta”, aseguró recientemente la Ph.D. Soledad Álvarez.


Durante su intervención en el panel Las múltiples dimensiones del tráfico de migrantes –que tuvo lugar este miércoles en el Auditorio de la Biblioteca de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en el Ecuador–, la también profesora del King’s College London convocó a llegar a las causas estructurales del fenómeno. Insistió en que la mayor responsabilidad recae sobre los Estados; a su juicio, no generan condiciones capaces de garantizar derechos o mejores oportunidades vitales y laborales, y sí un contexto en el que priman los conflictos bélicos y las desigualdades.


“Más que tipificar la migración irregularizada y el coyoterismo como delitos, nuestra atención debería centrarse en comprender cómo ambos se han vuelto estrategias de subsistencia, respuestas autónomas. Los migrantes tienen un rol activo, no son simplemente víctimas, sino que generan formas de contestación ante la exclusión y la violencia capitalista”, dijo.


Académicos; estudiantes del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), de las universidades Católica, Central y de Las Américas; así como representantes de varias organizaciones de la sociedad civil –dígase las fundaciones Esperanza y Quimera– escucharon el parecer de cada ponente. Así profundizaron en el conocimiento sobre lo que Álvarez considera “una de las dimensiones más mediatizadas y politizadas de la dinámica migratoria contemporánea”.


Los especialistas aludieron a cuanto se cree saber acerca del tráfico de migrantes: qué es y cómo opera. Al respecto, enfatizaron en que no se reduce a las imágenes mostradas por los medios de comunicación en zonas fronterizas, sobre todo camino a Europa y Estados Unidos –los dos principales destinos, a los cuales se han sumado, ya en América, Brasil, Argentina y Chile. Aseveraron que se trata de una actividad para nada nueva, que se ha ido modificando y complejizando, dada entre la ilegalidad y la legalidad –pues a los actores involucrados se suman policías, agentes estatales y migratorios, funcionarios de embajadas o consulados y personal de ministerios.


A lo largo del encuentro, los argumentos ofrecidos para potenciar la búsqueda de soluciones incluyeron otras consecuencias del problema: violencia, secuestro, extorsión, estafa, abuso de poder, corrupción, enriquecimiento ilícito… De igual modo, el hecho de que las legislaciones vigentes no son suficientes para frenarlo y, todavía menos, la respuesta de Estados de origen, tránsito y/o destino: mayores restricciones para “proteger los derechos de los migrantes” y “salvaguardar la seguridad nacional”.


Dadas las dimensiones económica, social e histórica, investigadores en calidad de público opinaron que resulta inadmisible mantener el vacío de conocimiento y la disparidad geográfica en la producción de información. Apoyaron la idea de potenciar estudios con base en el trabajo empírico y la colaboración profesional, para mapear con mayor exactitud y profundidad una realidad que se vive a nivel mundial.


El evento se desarrolló cuando aún la prensa publica materiales sobre los cubanos retenidos entre Costa Rica y Nicaragua. El panel estuvo a cargo del Observatorio sobre Trata de Personas y Tráfico de Migrantes (Capítulo Ecuador) –según declaraciones de David Revelo, pasante en dicho centro. Con la más reciente actividad, quienes ahí se desempeñan no solo buscaron socializar su quehacer y concientizar, sino también convocar a un curso que impartirán próximamente, durante cuatro días, sobre igual tema, para estudiantes de postgrado y funcionarios del Estado.


El Observatorio sobre Trata de Personas y Tráfico de Migrantes (Capítulo Ecuador) pertenece a la FLACSO. Funciona desde septiembre de 2013. Tal cual consta en su página oficial –observalatrataecuador.org–, “es una iniciativa interinstitucional entre organizaciones sociales especializadas en estas dos problemáticas y la academia. Su objetivo es conformar un espacio de investigación, encuentro, debate y aporte a la formulación de políticas públicas sobre la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes en Ecuador, desde un enfoque de derechos humanos (…) Busca mantener canales de diálogo con autoridades estatales”.


De acuerdo con el Protocolo de Palermo –ratificado desde el año 2000 por 159 de los 189 miembros de Naciones Unidas–, el tráfico puede definirse como “la facilitación de la entrada ilegal de una persona a un Estado del cual esa persona no es miembro”.

 
 
 

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